Héctor Galván estaba sentado en su silla favorita, de frente
al escritorio iluminado por la lámpara de aceite.
Mientras acababa de escribir lo que se convertiría en su
novela de mayor éxito, el barco en el que viajaba hacia Buenos Aires se movía
lentamente.
Cuando ya parecía acabar la tarea un sin fin de ideas y diálogos
invadían su mente obligándolo a continuar con la escritura. El cielo comenzaba a
nublarse y el agua se agitaba cada vez más fuerte, finalmente acabo por
lanzarse una tormenta de mil demonios.
El mar embravecido azotaba fuertemente el casco y la cubierta
del barco, sin embargo el escritor se encontraba inmóvil sobre su silla como
una estatua, el único movimiento que era posible ver era el de su mano
escribiendo sobre el papel y posteriormente como mojaba la pluma en la tinta
derramada sobre el escritorio de roble.
La tormenta parecía no tener final y los movimientos del barco no podía
Controlarse ni soportarse aun por el marino mas bravo, pero
sin importar que pasara a su alrededor Héctor Galván continuaba con su escritura, se veía exhausto
y tenia las manos manchadas con tinta.
La puerta del cuarto de Héctor fue derribada por el mismísimo
capitán y le gritaba que debían abandonar el barco, ya que este no aguantaría la
tormenta.
A Héctor no se le movió ni un pelo, solo siguió escribiendo.
El capitán eufórico le advirtió que su vida estaba en juego, Héctor no se
molesto en contestarle al desesperado capitán simplemente siguió escribiendo.
La habitación se encontraba llena de agua, el capitán no tuvo
mas remedio que abandonar a Héctor a su suerte, así el barco comenzó a hundirse
mientras el capitán era la ultima persona en salir.
A la mañana siguiente encontraron los restos en el puerto de
Buenos Aires, el capitán del ahora barco hundido arrastro un cofre lleno de
algas que se encontraba cerca del lugar. Lentamente, retiro las algas y pudo
ver como el cofre se encontraba lleno de marcas de tinta de manos.
Al abrir el cofre encontró dentro la lámpara, una pluma y 555
hojas que componían la novela de Héctor. La novela llamada “El padecimiento de
mi mente”, contaba como Héctor sufría de una enfermedad desconocida que lo
paralizaba y lo dejaba sin poder hablar, y lo único que podía hacer era
escribir con su brazo derecho que era el único que no se encontraba bajo los
efectos de su enfermedad.
Fin.